April 17, 2006

DIANE ARBUS: MONDO FREAK, MONDO CHIC

“If you stare at Diane Arbus´ photos long enough, it´s almost impossible not to consider suicide.”

Jim Goad


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Uno de los placeres secretos del ser humano es su fascinación por el morbo. Negar el gusto por lo disturbing resulta hipócrita cuando nos asomamos por la ventana tratando de ver los cuerpos sangrantes en un accidente automovilístico. La fotografía morbosa ha gozado de muy poco reconocimiento. Las publicaciones dedicadas a ella son relegadas al baúl de lo sucio y perverso. Estados Unidos, país con una cultura con un mayor terreno recorrido por el territorio de lo monstruoso sí ha dado espacio a artistas más interesantes, con temáticas más retorcidas. Una de ellas es Diane Arbus.
Nacida bajo el apellido Demerov en 1923, Diane se casó a los 18 años con Allan Arbus, actor de la conocida serie televisiva M*A*S*H*, que fue quien le enseñó el arte de la fotografía. Ambos incursionaron en la fotografía de modas, hasta que, años más tarde, a la par del derrumbe de su matrimonio, Diane se independizó profesionalmente de Allan. Esta independencia también trajo un nuevo enfoque artístico a la vida de Arbus: comenzó a retratar a los que ella llamaba aristócratas, lo que en términos morbosos se le denomina freaks: enanos rusos, hermafroditas, retrasados mentales, gigantes judíos, nudistas, drag queens, patriotas republicanos, hombres musculosos, bailarinas topless y una fauna entera de outsiders que conforman el enfermizo microcosmos estético de la Arbus. “Hay cosas que nadie vería a menos que yo las fotografiara”, solía decir.

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A pesar de su inclinación por lo grotesco, Arbus procedía de buena cuna. Sus padres vivían en un apartamento en la Quinta Avenida, rodeados de servidumbre. Ella se defendía diciendo que a pesar de haber nacido en la cima de la riqueza, se esforzaba por descender tan rápido como le era posible. Según sus propias palabras, se dedicaba a buscar gente infeliz que retratar. Su método era acercarse a sus futuros modelos, entablar conversación, ganárselos y, a la postre, terminar retratando su belleza-monstruosidad.

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Su vida posterior al mundo de la moda se iluminó por el reconocimiento del que gozó por parte de los críticos y curadores de arte (de hecho, fue la primer fotógrafa norteamericana en exhibir en la Bienal de Venecia, en 1962), pero ella seguía tirando hacia el lado contrario.

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Se dice que en ocasiones se sumaba a las orgías organizadas por los nudistas y enanos que fotografiaba.

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Al final de su carrera, su propio trabajo ya no la satisfacía y así les hizo saber a sus amigos más cercanos. La mañana del 26 de julio del 71, deslizó una foto de una máscara de la muerte bajo la puerta de uno de ellos. Su amigo Marvin Israel se sintió preocupado porque ya no contestaba el teléfono y al visitarla se encontró con la última escena del mondo freak de Arbus: la artista se encontraba en la bañera, totalmente vestida y con las muñecas ensangrentadas.

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Más tarde se supo que en realidad lo que la había matado fue una sobredosis de barbitúricos. En su departamento se encontró su diario abierto en esa misma fecha, en donde había escrito la frase “The last supper”. Se rumora que Arbus se tomó fotografías mientras agonizaba. Su ex maestra de fotografía, Lissette Model, recibió una nota de suicidio escrita por Diane, pero nunca se dio a conocer.

Publicado en GORILA #14

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