January 05, 2010

El evangelio según R. Crumb




El 2009 ha sido un año particularmente singular para los lectores y fans del caricaturista de Filadelfia Robert Crumb. Por un lado, el lanzamiento de la serie de tenis Vans con sus diseños (¿se ha vuelto loco?), y por otro, la edición de su libro del Génesis, un trabajo a años luz de distancia de sus primeras obras en el ámbito de los comix underground.

Más de cuatro años después de ardua labor que minó su salud, Crumb ha materializado uno de los proyectos gráficos más ambiciosos de sus 66 años de vida. Basándose en la traducción de la Torá al inglés hecha por Robert Alter, profesor de la University of California, Berkeley, y publicada apenas en 2004, y en la Biblia del Rey Jacobo (la Authorized King James Bible), y comisionado por la editorial W. W. Norton, por fin circula en el mercado a la que ya comienza a considerar como la novela gráfica de 2009 y la obra magna de su autor: la adaptación al cómic del libro del Génesis, el libro primero de la tradición judeocristiana.




“Ban the Bible, too much sex”

La motivación detrás de su adaptación gráfica del primer libro del Pentateuco, en realidad no es dificil de dilucidar: se trata de una provocación más. Desde el principio, Crumb advirtió que su adaptación se limitaría a poner en imagenes los textos que conforman el libro, sin comentarios críticos, sin burlas o cuestionamientos y sin interpretaciones, excepto en los casos en que el texto no fuera claro. Y aun así, se ha dado el caso de líderes religiosos que no han reaccionado nada bien ante la obra de Crumb, a la cual le han atribuido un trasfondo satírico que, leyéndola bien, no tiene. Siendo así, la Biblia se cuestiona a sí misma. Se trata de material de lectura de contenido explícito, y no solo por las muy comentadas escenas sexuales retratadas en sus páginas, sino por todos aquellos dolorosos rasgos humanos que encierra: mentira, venganza, traición, violencia, resentimiento; además de las atrocidades en juego, muchas veces como estrategias políticas: trata de blancas, esclavismo, violaciones. Y detrás, un Dios al que se puede engañar con facilidad. Un Dios frágil, que no necesariamente todo lo ve o quien, entonces, tiene lapsos en los que se desentiende de su creación. Y, muchas veces, sí, un Dios castigador dispuesto a borrar del mapa lo que ha creado. Hay dos maneras de analizar la obra: con fundamentos o con fundamentalismo. Al dotar de una forma física específica, Crumb no hace sino lo que ha hecho desde el principio de los tiempos: explorar los tabúes. Uno de ellos es cómo retratar al propio Dios. El personaje que vemos como tal, es el icono clásico que evocamos cuando pensamos en Él. Esa sí es una adaptación libre, pues las posibilidades eran muchas: ¿debía apegarse al prototipo de la película Los 10 Mandamientos (en donde Dios es Charlton Heston), o estaba posibilitado/capacitado para proponer su propia versión del Creador? Como se puede apreciar, eligió la primera opción, pero debido a un sueño que tuvo en el año 2000 en que lo visualizó de la forma tradicional.

Crumb ha declarado: “no soy ateo, soy más bien agnóstico. No dudo de la existencia de Dios, solo que no estoy seguro de qué es Dios”, declaró al USA Today, y en la introducción abunda al comentar que no cree que la Biblia sea la palabra de Dios. “Yo creo que es la palabra de los hombres”. La historia del pueblo hebreo es una serie de acontecimientos marcados, en muchas ocasiones, por el absurdo, por lo inexplicable. Esta historia fundacional ha viajado de boca en boca, de edición en edición, de postura ideológica en postura ideológica. En su camino, ha perdido consistencia, en un juego de teléfono descompuesto que ha servido para dividir aún más en un tema de por sí espinoso. Es así que cuando Crumb traduce ciertos pasajes en imagenes, nuestras ideas previas se intensifican, y aparecen extrañas ante nuestros ojos o, por lo menos, inéditas. Por ejemplo, la imagen clásica de la serpiente tentando a Eva para que tome un fruto del árbol del conocimiento, el bien y el mal, cambia radicalmente cuando, apegándose a lo escrito, Crumb nos la presenta en forma de un humanoide reptiliano quien termina sin extremidades por castigo de Dios.

Crumb decidió no jugar con el texto, limitándose a transcribir cada palabra contenida en él. Sin embargo, su sello personal está plasmado no solo en los abundantes ashurados que caracterizan su trabajo, sino, y sobre todo, en su manera de retratar a las mujeres: voluptuosas, grandes y fuertes. Este tipo de retratos se puede apreciar en su serie de revistas llamada Art & Beauty, galerías de pinups editados por Fantagraphics. Una comparación nos deja claro que son las mismas mujeres, del tipo que le obsesionan al Crumb de la realidad, con piernas macizas y pezones que resaltan en la tela que los cubre. Esto satisface las fantasías de Crumb, pero también resuelve un conflicto: ¿cómo retratar la realidad de los pasajes bíblicos? ¿El mundo de entonces era similar al de ahora, o debemos atenernos a las idílicas y paradisiacas ilustraciones como las de los folletos religiosos? Aquí, Crumb concilia un texto eminentemente espiritual, con el mundo real, el mundo de Abraham. Como resultado, no puede no haber cierto grado de interpretación en esta adaptación, y si bien la narrativa original queda prácticamente intacta, su interpretación se da por medio del estilo. Comenta cómo fue que su amigo Roger Katan encaminó parte del proceso al, abiertamente, reírse de cómo era que Crumb estaba dibujando los atuendos haciéndolos parecer ropa deportiva. “Yo era ignorante. Tenía mucho por aprender”. De ahí en adelante siguió una labor de acopio de referencias visuales que lo acercaran lo más posible a la realidad. El tratamiento quizá no lo haya acercado a la verdad, pero por lo menos sí a la realidad.




Los personajes que desfilan por las páginas son seres humanos complejos. El caso de Rebeca, quien orilla a su hijo Jacobo a engañar a Isaac, su propio padre, para recibir la bendición que le correspondía a su hermano Esau, contiene uno de los hechos que se han comentado mucho: el papel de la mujer en la Biblia, como agente que incide en el destino suyo y de los demás, por medio de trampas y una fortaleza de caracter muy particular, características ignoradas durante siglos. Por su parte, Adán es un soplón que acusa a Eva con Dios de haberle dado a comer del famoso fruto. Los rasgos son humanos, las reacciones son humanas. Y como los humanos tienen piel y sangre, lo mismo sangran al ser circuncidados que se excitan al contacto con otros cuerpos. Y todo está escrito.

A pesar de la distancia con que ha trabajado Crumb para evitar que su mente le juegue trucos, desde la portada estamos ante una pieza más del fundador de los comix: el diseño, los colores, las leyendas rematadas con signos de exclamación (“¡El libro primero de la Biblia retratado gráficamente!”), y los retratos en la contraportada de algunos de los personajes, encerrados en círculos, son artilugios visuales de la gráfica crumbiana y underground. Se trata de un comix facturado por un artista ya maduro, pero de vena puramente radical. Es difícil saber si este proyecto será de largo alcance, pues salió de su elaboración harto de la Biblia y de lo que ha significado para conformar el pensamiento occidental, pero sobre todo, terminó de asquearse del hombre. “La raza humana está loca”, apuntó.


The book of Genesis illustrated by R. Crumb

W. W. Norton, 2009

*Publicado en El Ángel, suplemento del periódico Reforma, el domingo 3 de enero de 2009
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